La proyección de la Ruta Costanera Sur comienza a perfilarse como una de las obras más relevantes para la conectividad del Gran Concepción. Con una inversión estimada en 300 000 millones de pesos (aproximadamente USD 317 millones), la carretera busca descongestionar el borde sur del río Biobío y articularse con proyectos estratégicos como el Puente Industrial.
Anunciada en 2022 como una vía gratuita y con espacios de uso público, la iniciativa ha ido sumando definiciones: en 2023 se proyectó su conexión con el nuevo viaducto y en 2025 el MOP comprometió el ingreso del estudio de ingeniería al Servicio de Evaluación Ambiental (SEA). Pese a ello, persisten dudas sobre su trazado definitivo, el cronograma de construcción, las mitigaciones ambientales y la posibilidad de extender el proyecto hacia comunas como Santa Juana.
Respecto de esta última opción, la idea de prolongar la Costanera Sur hacia Santa Juana se ha instalado como una alternativa estratégica, pues permitiría enlazar de manera directa con la Ruta de la Madera, corredor clave para los flujos productivos hacia Nacimiento, Angol y el sur del país. Según el alcalde Ángel Castro, la extensión aportaría seguridad en un trazado históricamente conflictivo y descongestionar sectores críticos del Gran Concepción.
Frente a esto —y en respuesta a Diario Concepción—, el seremi de Obras Públicas del Biobío, Hugo Cautivo, valoró la propuesta del municipio santajuanino. A su juicio, se trata de una aspiración que responde a la necesidad de ampliar la red de conectividad al sur del Biobío, considerando la alta dependencia de esa vía para el tránsito de personas y camiones.
“Coincidimos con el alcalde (Ángel Castro) en que es compatible y debe discutirse en el marco del Plan Más Movilidad, ya que se trata de una mirada estratégica que permitirá integrar mejor la conectividad al sur del Biobío”. A su vez, Cautivo subrayó que la discusión no se limita a San Pedro de la Paz y Concepción, sino que apunta a una visión regional donde Santa Juana y la Ruta de la Madera también requieren soluciones estructurales.
Desarrollo urbano adyacente
Para despejar otras interrogantes, Cautivo explicó que la Costanera Sur busca integrar todos los puentes sobre el río Biobío, incluyendo el ferroviario. A su juicio, la obra no solo ofrecerá una alternativa a la congestionada avenida Pedro Aguirre Cerda, sino que también permitirá a San Pedro de la Paz recuperar su vínculo con el borde ribereño mediante espacios urbanos y recreativos.
El seremi detalló que el trazado contempla una visión urbanística en torno al borde fluvial, con espacios recreativos, deportivos y ciclovías entre los puentes Bicentenario y Juan Pablo II. “Se trata de entregar a la ciudadanía áreas de uso público que conecten a la comunidad con el río, incorporando modos alternativos de movilidad junto al tránsito vehicular”, puntualizó.
Adicionalmente, dentro del tramo que unirá los puentes Juan Pablo II e Industrial, se introdujeron modificaciones al eje preliminar respecto a los diseños de 2022 y 2023. Estas variaciones, explicó el seremi, responden a dos objetivos: aumentar la distancia con zonas de conservación ambiental y alejar el trazado de sectores residenciales para reducir impactos en comunidades densamente pobladas de San Pedro.
Por otro lado, uno de los cambios más relevantes en la planificación adyacente a la vía es la incorporación del Parque Violeta Parra, que sumará varias hectáreas de áreas verdes y equipamientos. Según la autoridad, este espacio permitirá compatibilizar la infraestructura vial con la creación de polos de esparcimiento y servicios comunitarios, integrando la obra a la vida urbana de la comuna.
Sobre materia ambiental, Cautivo confirmó que el proyecto ya considera medidas de mitigación iniciales, como la implementación de pantallas acústicas para disminuir o dispersar el ruido y la eventual relocalización de especies que pudieran detectarse durante la construcción.
“Será el proceso de participación ciudadana, obligatorio en el Estudio de Impacto Ambiental, el que determine las medidas finales que deberán aplicarse”, precisó. Este punto cobra especial relevancia, dado que la iniciativa deberá cumplir con las disposiciones de la Ley N.º 21.202, que modifica la Ley General de Urbanismo y Construcciones y la Ley sobre Bases Generales del Medio Ambiente para la protección de los humedales urbanos.
En ese marco, el trazado deberá justificar técnicamente cada obra en el borde fluvial y definir medidas de drenaje y contención que mitiguen los impactos sobre el cauce.
Finalmente, y respecto de los plazos calculados, la autoridad indicó que, una vez el proyecto ingrese al SEA, se estima un período de dos a tres años de iteraciones, dada la magnitud del trazado y la sensibilidad de los ecosistemas ribereños. Solo una vez culminado ese proceso, advirtió, se definirá si la construcción se ejecutará de manera íntegra o subdividida en etapas.
Fuente: diarioconcepcion.cl
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