
China está dando pasos firmes para consolidar su influencia en Sudamérica con un ambicioso proyecto: el Corredor Bioceánico Brasil-Perú, una línea férrea que conectará el puerto de Santos, en Brasil, con el megapuerto de Chancay, en Perú, atravesando Bolivia.
Este megaproyecto, respaldado por el Ministerio de Transporte de China y el Grupo de Ferrocarriles Estatales, promete revolucionar la logística regional, posicionándose como una alternativa al Canal de Panamá y fortaleciendo el comercio entre Sudamérica y Asia, a través de una ruta que excluye de modo directo a la Argentina, aunque a través del trazado del Belgrano Cargas y una eventual conexión con Bolivia podría incluir en un futuro al país.
Con una inversión inicial de Beijing de USD 3500 millones, el corredor busca agilizar el transporte de productos agrícolas, minerales y bienes industriales hacia el mercado asiático, especialmente China, que absorbe más de un tercio de las exportaciones brasileñas (y también argentinas), equivalentes a 350 000 millones de dólares anuales.
Delegación china en Brasil

Una delegación de ingenieros ferroviarios de China estuvo el miércoles 16 de abril en Ilhéus (BA) para evaluar el estado actual de la Ferrovía de Integración Este-Oeste (Fiol), con visitas a Fiol 1 y Porto Sul, con miras a desarrollar el Corredor Bioceánico Brasil-Perú. La visita tiene como objetivo analizar la posibilidad de conectar Porto Sul, en el Océano Atlántico, al puerto peruano de Chancay, en el Océano Pacífico, a unos 80 kilómetros de Lima.
"La idea es establecer un corredor ferroviario estructurante para el transporte de cargas en Brasil - de este a oeste, pasando por Bahia, Goiás, Mato Grosso, Rondônia y Acre. Toda la carga producida en la zona central del Brasil sería transportada por esta infraestructura ferroviaria hasta llegar al puerto de Chancay", explicó el secretario nacional de Transporte Ferroviario, Leonardo Ribeiro.
China debe elaborar un nuevo estudio para la implantación del Corredor Bioceánico Brasil-Perú, que pretende crear una ruta estratégica para el comercio internacional entre los dos océanos, ampliando el comercio entre China y Sudamérica.
Detalles del proyecto
El proyecto, concebido en 2013 por el presidente chino Xi Jinping y revitalizado en 2023 tras acuerdos entre los líderes de Brasil, Bolivia y Perú, conectará los océanos Atlántico y Pacífico a lo largo de 3755 kilómetros. La ruta comenzará en Santos, pasará por Puerto Suárez y Montero en Bolivia, y llegará a los puertos peruanos de Chancay o Ilo.
El megapuerto de Chancay, inaugurado en noviembre de 2024 con una inversión de USD 3400 millones, es un componente clave. Diseñado para recibir buques de gran calado, este puerto reducirá hasta en diez días el tiempo de tránsito de mercancías hacia Asia, según el Ministerio de Transportes de Brasil.
Brasil, principal exportador de soja y mineral de hierro, podrá enviar sus productos de manera más eficiente, mientras que Bolivia ganará acceso al Pacífico, impulsando su economía.
Perú, por su parte, se consolidará como un hub logístico, conectando sus puertos con mercados asiáticos. Según Ribeiro, “toda la carga producida en el centro del país será transportada por esta infraestructura hasta Chancay”, lo que también reducirá costos operativos y emisiones en comparación con el transporte marítimo o por carretera.
Desafíos
El proyecto enfrenta desafíos significativos. La construcción atravesará regiones sensibles como la Amazonía y los Andes, lo que genera preocupaciones ambientales y resistencia de comunidades indígenas. Además, la coordinación entre Brasil, Bolivia y Perú es crucial, ya que Perú debe construir tramos ferroviarios desde cero, mientras que Brasil ya cuenta con una red avanzada.
Estudios de viabilidad, como los realizados por la española Ineco en 2016-2017, destacan la necesidad de resolver diferencias técnicas, como los anchos de vía entre Bolivia (métrico) y Perú (estándar).
A pesar de estos obstáculos, el corredor ofrece oportunidades económicas y sociales. Se espera que genere empleo, fomente el desarrollo regional y fortalezca la integración sudamericana. Para João Villaverde, del Ministerio de Planificación de Brasil, el proyecto debe actualizarse para reflejar el crecimiento del comercio fronterizo, que aumentó 130% en 2025 en regiones como Acre. La participación del sector privado y los gobiernos locales será clave para que el corredor no solo sea una vía de tránsito, sino un motor de industrialización y competitividad.
El Dato
Con la próxima reunión de Lula da Silva en Beijing, programada para el 12 y 13 de mayo, el proyecto avanza con ímpetu. Durante su estancia, Da Silva se reunirá con funcionarios del Ministerio de Transporte de China, así como con representantes de China State Railway Group, la empresa encargada de la construcción del ferrocarril.
Si se concreta, este corredor bioceánico no solo transformará la logística sudamericana, sino que consolidará a China como un actor central en el comercio global, desafiando la hegemonía de rutas tradicionales como el Canal de Panamá.
